Sinópsis
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El problema teológico-político equivale a preguntarse si la ley rige a la comunidad de manera divina. Para Leo Strauss, el liberalismo no resuelve definitivamente esta cuestión y hay que buscar una explicación de su fracaso en el mismo planteamiento del emancipador proyecto ilustrado respecto a la superstición. Strauss se atrevió a enfrentarse con la tensión del irresoluble conflicto entre las respectivas reivindicaciones de la razón y de la revelación, pero confrontaba al profeta con el filósofo alardeando de una sutilidad y de una discreción que creía que eran la manera pública con la que evitar el ocaso de la filosofía. Y mostraba esta sutilidad en la consideración atenta y a veces sorprendente de los propios textos originales.